Seis países de la Unión Europea han alzado su voz en contra del veto al motor de combustión para el año 2035, argumentando preocupaciones sobre posibles repercusiones económicas. A pesar del silencio de España al respecto, los primeros ministros de Italia, Bulgaria, República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia han enviado una carta a Bruselas solicitando flexibilidad en la prohibición de ciertos vehículos con motor de combustión a partir de dicho año. Estos líderes temen que una medida tan radical pueda desencadenar un «desierto industrial» en sus países, afectando negativamente a la industria
