El escándalo del fraude millonario en las ayudas públicas para vehículos eléctricos en China ha sacudido a la industria automotriz del país. Grandes marcas como BYD y Chery Automobile se han visto envueltas en un entramado de irregularidades que ha dejado al descubierto las debilidades del sistema de subsidios. Según un informe de auditoría, alrededor de 104 millones de euros fueron distribuidos a empresas que no cumplían con los requisitos para recibir dichas subvenciones.
Chery reclamó aproximadamente 28,2 millones de euros por vehículos que no cumplían con las especificaciones del programa